domingo, 24 de julio de 2016

Media porción de cien pesetas

Titulo.: MEDIA PORCIÓN DE CIEN PESETAS
Seudonimo.: Thessy Maror
Nombre.: Maria Teresa Marlasca Orea

Por la presente AUTORIZO a que la obra de mi autoria con titulo “MEDIA PORCIÓN DE CIEN PESETAS” que presento en el XIII CERTAMEN DE LA AGRUPACIÓN CULTURAL “CARMEN MARTÍN GAITE”, sea publicada en el blog de la Agrupación.

... “Yo no traigo ni llevo chismes. Ni soy una chivata”...
... “Prueba a buscarme dentro de treinta años con esa contraseña. Entonces te contaré todo lo que recuerde”.
Como el camarero no respondía, el caballero volvió a formular la pregunta.
Está por aquí la Trotona? –dijo con voz altisonante a la vez que colocaba sobre el mostrador la mitad de un billete de cien pesetas.
A la vista de clientes y curiosos estaba la sensual cara de La Mujer Morena, que el pintor eternizó y cuyos ojos se clavaban como puñales en la vista de quien los miraba.
El silencio se podia masticar, la leyenda habia sobrevivido tres decadas y como ocurre en los relatos populares en el traspaso de boca/oreja se habia incrementado con algún que otro chascarrillo que hacian del relato una morbosa historia.
Cual es su gracia? - atinó a decir Jacinto, unicas palabras que se le ocurrieron y que formuló con la intención de ganar tiempo hasta planear como debia ser su proceder en tan arriesgado momento.
No tengo gracia, contesto arisco perdiendo el halo de caballerosidad con el que habia entrado al local.
Los mas descarados rieron aunque sin hacer ruido para no molestar al extraño, otros se encongieron de hombros analizando las palabras por la doble interpetración que brindaba la respuesta. Efectivamente al hombre no se le veia muy gracioso.
Quire tomar un machaquito?, siguió diciendo Jacinto sin pestañear, a la vez que colocaba una copa sobre el mostrador. El hombre le miró sin responder, parecia que no hubiera entendido la pregunta.
En el fondo del local, se estaba formando un pequeño grupo de trapicheantes, las apuestas estaban subiendo por segundos, lo que se apostaba era de un valor inmaterial però allí se traficaba con monedas de euro contantes y sonantes que pasaban rápidamente de una mano a otra. Jacinto vio el torbellino de asiduos clientes que se estaba formando bajo el cartel de Feria del año 1968 que junto a la foto de La Cantaora formaba parte de la decoración de la esquina y mandó inmediatamente a su joven ayudante a que echara un ojo al corro y le informara de lo que allí se acontecia.
Aunque no recibio respuesta Jacinto llenó la copa con Orujo de Hiervas, automaticamente el desconocido levantó la copa y sorbio un buen trago de la selecta bebida.
El muchacho regreso enseguida, no sin antes hacer su propio depósito con la elección de su apuesta.
Que Luisito de que va la cosa? Inquirió el camarero.
Nada Jacinto, que estan tratando un tema con dos posibilidades –dijo el joven que siempre le costaba Dios y ayuda explicar una situación, el zagal era algo retorcido en su dialèctica, acostumbraba a irse por las ramas y alargar sus explicaciones con frases absurdas y buscando una especie de intriga a sus comentarios.
Al grano Luisito que no tengo todo el dia para cabalas, no te disperses y dime que pasa.
Nada, que hay una controvèrsia y se estan afinando las posturas.
Jacinto miró de reojo al hombre que seguia abstraido saboreando la copa.El trozo de billete de cien seguia sobre el tablero, però ahora mostraba la cara Julio Romero.
Mira Luisito el que se tiene que afinar eres tu, no te vayas enredando con las palabras y dime brevemente cual es esa controvèrsia – Jacinto se estaba empezando a cabrear, aquel zoquete le sacaba de sus casillas, si no fuera por la promesa hecha al padre del zagal y lo servicial que era el muchacho, ya lo habria enviado a su pueblo.
Una apuesta Jacinto, que va a ser –aclaró finalmente el muchacho
Mecagoenla... –dijo Jacinto a la vez que sacaba un billete de 20 € del bolsillo del pantalon.
Anda Luisito ves al corro y haz mi apuesta.
Voy enseguida. A cual de las dos postures?.
A las dos hombre, a las dos, diez euros a cada una, así seguro que gano.
El grupo de jugadores seguian su frenètica subasta, Luisito se hizo sitio en el centro del grupo y pujó por su patron. No por un gesto de empatia con su jefe sinó por el desasosiego que habia empezado a sentir despues de las palabras de Jacinto de que si apostaba por las dos opciones seguro que ganaria y dado que su jefe era su referente y mentor, el muchacho apoquino una nueva puja aunque doliendole en el alma tener que desprenderse de los últimos dos euros
que le quedaban en el bolsillo. Satisfecho y esperanzado en que recuperaria el dinero invertido se aparto del grupo y siguio con sus quehaceres.
La puerta del establecimiento se abrió bañando el local con una oleada de luz solar, a pesar del guirigay que reinaba en el recinto, las cabezas se giraron hacia la entrada y el silencio mas absoluto se hizo dueño del lugar.
En ese instante, el repiqueteo de unos tacones al andar fué el unico sonido que se percibió, hasta la respiración de los asistentes dejo de oirse, Jacinto trago saliba y la nuez de su garganta osciló de arriba a abajo, Luisito abrió los ojos como platos y mas de uno tenia la boca entreabierta observando a la recien llegada, sus pasos la dirigieron justo al lado del foraneo. Ladeo un taburete y se sentó junto a él.
Ponme una copita de anis Jacinto –dijo la recien llegada.
Jacinto sintió el corazón latir en su garganta y aunque trató de disimular su nerviosismo, cuando escanció el anis en la copa, las ultimas gotas cayeron en el mostrador, resuelto pasó un paño por la tabla y con ello quiso borrar su aturdimiento però los allí presente que nuevamente se habian concregado en la barra y apiñado alrededor de la pareja se pudieron dar cuenta de que Jacinto se sentia mas pillado que un pez en la red del pescador, però todos se mantuvieron callados, ninguno se movió, nadie pestañeó y ni siquiera Luisito hizo intención de ayudar a su patron.
Poco a poco se fue distendiendo la situación y nuevamente los parroquianos volvieron a su cotidianidad, ya no habia corrillo al fondo del bar, las transaciones habian terminado y solo faltaba el desenlace de los acontecimientos para saber cual de las apuestas habia vencido.
Casi se habian olvidado de la Rubia cuando ésta se bajó del taburete y con gran parsimònia y exhibiendo su hermosa figura se dirigio a la màquina de discos, su melena dorada colgaba sobre sus hombros y el repiqueteo de sus tacones volvio a resonar en el recinto. Hiizo su selección y la canción emergio del aparato llenando con su melodia el local.
Volvió junto al extraño con la misma cachaza, los zapatos resonaban como un acorde mezclandose con la música, se sentó en el taburete y sacó de su bolso media porción de un billete de cien pesetas, lo colocó en el tablero y comenzó a tamborilear con los dedos sobre la madera. La musica seguia su ritmo y la letra desgarraba el sentido.
El hombre cogió los trozos y juntó las dos mitades que encajaban perfectamente
Y bien? –pregunto él.
No se nada, me lo dió mi abuela y me dijo que algun dia vendria un gachó con la otra parte, y de todo aquello que habló con el periodista quedaba entre ellos, que ella no era chivata y que lo pasado pasado està.
La musica seguia sonando, el murmullo del parloteo se habia dispersado y en un acuerdo no escrito un rumor de voces tarareaban la melodia.
La pareja se volvio hacia el coro, levantaron sus copas vacias, pero Luisito atento a la situación a dos manos vertió un buen chorro de anis y orujo de hiervas en las respectivos vasos, ambos sonrieron al muchacho, chocaron los cristales y bebieron de un solo trago su contenido y se unieron a las voces.
... PERO LA VERDAD DEL CUENTO AY JESUS DE LOS TORMENTOS! LA SABEN LA LIRIO Y DIOS ...
Thessy Maror